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La horma en los zapatos

Descripción de la horma

Cuando hablamos de “horma”, nos referimos a un molde estilizado de pie humano cuya función principal consiste en servir como referencia y herramienta sobre la cual construir un zapato en su proceso de fabricación.

La horma constituye el símbolo más importante en el arte de la zapatería. Las primeras referencias bibliográficas que existen de este elemento se remontan a la Antigüedad clásica. Los romanos, por ejemplo, las fabricaban siguiendo muchos de los principios que se aplican todavía hoy, como la asimetría, la diferenciación entre moldes para zapato cerrado o sandalia; incluso construían estructuras divisibles destinadas a la elaboración de botas. Pese a que las civilizaciones grecorromanas demostraron un gran avance en conocimientos de ergonomía y anatomía, estos criterios desaparecieron durante siglos, principalmente en la Edad Media. No se retomarían hasta principios del siglo xix, gracias a la Ilustración, preocupada por una mayor conciencia corporal. En cuanto a su apariencia, la horma se ha modificado en función de las tendencias y gustos sociales de cada época: con punta, de pico, redondeada, etc. Por eso, la historia del zapato corre paralela a la de la horma.

Tradicionalmente se fabricaban en madera y muchos zapateros las siguen utilizando todavía hoy en el caso de pequeñas producciones. Sin embargo, este material requiere un proceso de secado y tratamientos previos al tallado demasiado lentos para la producción en masa y además sufre mucho desgaste. Por eso actualmente la mayoría de las fábricas de calzado optan por hormas de polietileno de alta densidad debido a que físicamente soportan mejor los procesos de fabricación.

Por tanto, todo proceso de fabricación de calzado se inicia con la horma, la cual debe incorporar las especificaciones técnicas básicas para asegurar el calce perfecto.

La ergonomía siempre se liga al diseño y a la fabricación de hormas para optimizar el bienestar del pie y así respetar su estructura anatómica, considerando siempre los puntos naturales de apoyo y el reparto del peso del cuerpo.

Los zapateros que todavía elaboran calzado a medida anotan previamente las dimensiones concretas del pie de su cliente. Con los datos obtenidos se crea a continuación la horma perfecta. Por otro lado, para la producción en serie, se emplean medidas estándares, funcionales para una gran mayoría. Para ello se realizan estudios exhaustivos de antropometría y biomecánica hasta determinar los parámetros ideales.

Hormas de polietileno durante su proceso de
fabricación.

La horma es el elemento que determinará tanto la forma como la altura del zapato. En este sentido, la elección de una horma adecuada resulta fundamental en el diseño de cada ejemplar.

Después tendremos en cuenta todos los componentes que lo formarán, los cuales, deben ser compatibles con la horma utilizada. Si trabajamos con un bloque o cuña, la base ha de coincidir perfectamente con la horma. Por tanto, tendríamos que pedir al fabricante una horma diseñada específicamente para esta base o al contrario, pedir al proveedor de pi- sos que realice una bloque para esta horma.
Dependiendo de lo amplia que sea la producción que vayamos a realizar, se optaría por una u otra opción. Para pequeñas producciones es más rentable la primera opción, porque es más barato.

A la hora de trabajar tanto en el diseño como en el patronaje, se deben conocer todas las partes que constituyen una horma. Para estudiarlas, dividiremos esta en tres secciones: punta, cono y talón. En el esquema superior se pueden observar los elementos que conforman cada sección y en la página contigua se explican al detalle.

PUNTA:

Quebrante de puntera: es la distancia que queda entre la punta de la horma y el suelo: A la hora de diseñar un zapato hay que respetar siempre esta distancia para que el zapato conserve su funcionalidad. Si se observa la fotografía de la página anterior, se aprecia cómo la plataforma refleja en paralelo la misma forma que le ha determinado el quebrante de puntera de la horma. Con ello se consigue que el conjunto tenga el balanceo adecuado para poder caminar.

Articulación: es el punto que representa la línea metatarsiana, que, como veremos más adelante, es una de las líneas más importantes en diseño y patronaje de calzado.

CONO:

Punto de bridaje: situado en la parte superior de la horma, equivale al lugar concreto donde el eje central de la horma confluye con la línea de perímetro de la articulación metatarsiana.

Enfranque o quiebre: se conforma por la parte que transcurre desde la articulación de la horma hasta la base del talón. Cuando se trabaja con zapatos de tacón, en esta curva se coloca una pieza metálica llamada cambrillón, que evitará que el calzado quiebre en dicha zona tan vulnerable.

Canto de rebajado: se denomina así a todo el canto que recorre el borde inferior de la horma a partir del cual comienza la base.

TALÓN:

Ángulo de inclinación del tacón: cada horma permite una altura de tacón. Se puede jugar unos milímetros con esta altura, pero no se debe en ningún momento forzar la inclinación de la horma para no perder el quebrante de puntera.

Punto de la talonera: se trata del punto ideal que debiera alcanzar el talón de un zapato con el fin de que ni se salga ni moleste. Para calcular el punto de la talonera, existe una regla matemática muy sencilla: a la talla de la horma (tallaje europeo) se le suman entre veinte y veintitrés unidades. Es decir, si realizamos un 37 y le sumamos 20, obtendremos 57. Por tanto, marcaremos 57 mm o 5,7 cm de altura en la curva de talón partiendo de la base.

Punto de la caña: como veremos en el apartado dedicado al patronaje de bota, el punto de la caña, calculado mediante una fórmula, nos indicará el lugar donde ha de iniciarse la caña de la bota.

Tubo: constituye un cilindro metálico que sirve para descalzar la horma del zapato con sistema de palanca.

CLASIFICACIÓN DE LAS HORMAS

Según el uso de la horma, dibujaremos un esquema de posibilidades en el que, primero, se ha de diferenciar entre mujer, hombre o niño, ya que cada uno requiere unas necesidades anatómicas distintas. Luego subdividiremos el producto según la familia de calzado a la que pertenezca.
Por lo general, las hormas de sandalia se presentan más anchas, mientras que lasde botas y botines resultan más altas y las deportivas exhiben más volumen. Asimismo tendríamos que considerar igualmente la altura del tacón, sobre todo en los zapatos de mujer. Cuanto mayor sea su altura, más pronunciado se mostrará el quiebre de la horma.

Según su forma, cada uno de los antiguos gremios zapateros europeos utilizaba una horma característica. Algunos de estos cánones se siguen manteniendo en el calzado masculino de alta gama. A pesar de que todos los modelos de zapato de caballero podrían montarse sobre cualquier horma, los puristas defienden que un zapato Blucher, por ejemplo, queda mucho mejor sobre una horma alemana o una Budapest (con punteras más elevadas y ovaladas) o un Oxford sobre una inglesa (con la puntera ligeramente angular).

Actualmente las tendencias cambian tan rápido que es habitual ver diversidad de formas en una misma colección. Sin embargo, algunas firmas han hecho de la forma de sus hormas un sello propio.
Pretty Ballerinas, por citar un caso, identifica a cada horma con el nombre de una diva: Marilyn, Liv, Charlize, etc. y cada temporada, crea nuevos diseños con la misma forma. De esta manera, consigue que la clienta que se siente cómoda con sus bailarinas Odette, siempre opte por este modelo, porque le calzará a la perfección. Lo cual es una garantía de éxito y revela la importancia que puede llegar a tener una horma.

Dos diseños de Pretty Ballerinas: a la izquierda, unas bailarinas Marilyn con transparencias y elementos Swarovski; a la derecha, un modelo Ella con su clásica forma apuntada y un diseño en piel trenzada bicolor.
Existen hormas específicas para modelos concretos. Por ejemplo, la horma para sandalia esclava, caracterizada por llevar una tira entre el pulgar y el índice, presenta una hendidura en dicha zona para permitir su armado.

HORMAS DIVISIBLES, ARTICULADAS Y HERRAJES

En el mercado actual existen muchos sistemas y accesorios que facilitan el proceso de armado y extracción: las hormas articuladas y los herrajes.

Hormas divisibles y articuladas

Horma entera (sin cuña ni articulado)

Se utiliza principalmente en la fabricación de sandalias, zapatos de salón y en algunos de cordones cuyo diseño permite deshormarlos fácilmente.

Horma entera (sin cuña ni articulado)

Horma con cuña

La cuña constituye una pieza divisible anclada al empeine y se puede separar totalmente para facilitar el deshorme. Se utiliza en el caso de zapatos abotinados o botines.

Horma con cuña

Horma con articulado Alfa (V)

Posee una bisagra que permite el movimiento articular y la reducción de la horma. Resulta el más utilizado en cualquier tipo de fabricación, principalmente en botas y zapatos abotinados.

Horma con articulado Tendo (Kiowa)

El talón de las hormas se desliza hacia arriba, con lo cual el zapato no sufre ninguna torsión. Se utiliza en calzado plano y botas de poca altura. Asimismo, el movimiento provoca la reducción de la horma.

Horma con articulado Tendo (Kiowa)

Herrajes

Se conforman por chapas metálicas que cubren la planta de la horma en su totalidad o parcialmente. Durante el montado del zapato la base sufre mucho. Para evitar su deterioro, especialmente en grandes producciones, se han de proteger las zonas más susceptibles.